El
12 de julio de 1904 nació en El Parral, Chile, Chile, Ricardo Neftalí Reyes Basoalto, quien de adulto adoptará el nombre de Pablo
Neruda, vate fundamental de América Latina, y cuyo nombre representa
el compromiso social y político del intelectual. Autor de una de las
obras poéticas mas extensas de la lengua castellana, y abierta al
lirismo en sus distintas vertientes, Neruda, quien mereció el Premio
Nobel de Literatura en 1971, se involucró intensamente en las luchas
políticas de su país y, durante la Guerra Civil Española, dio
franco apoyo a los republicanos, lo que le costó ser removido de su
cargo de Cónsul chileno en Barcelona.
MIS
OBLIGACIONES
Por
encima de político, coleccionista de caracolas o diplomático,
Neruda tuvo como oficio fundamental retratar en sus versos al mundo,
crear imágenes y trasladarlas al papel con gracia inimitable,
repartiendo su cuadro amoroso entre la mujer, la cebolla, el pico
Aconcagua y los transeúntes que salen del trabajo en horas de la
tarde. En el poema A mis obligaciones se confiesa “Cumpliendo con
mi oficio (…) yo trabajo y trabajo,/debo sustituir/tantos
olvidos,/llenar de pan las tinieblas,/fundar otra vez la esperanza
(…) /no me reservo nada/sino todo el espacio/y allí trabajar,
trabajar…A todos tengo que dar algo/cada semana y cada día,/un
regalo de color azul (…) /yo estoy limpiando mi campana,/mi
corazón, mis herramientas”
RUINAS
DE MACCHU PICHU
Numerosos
críticos y el propio Neruda han considerado el poemario Canto
General, en dos volúmenes, como su mejor obra y cuya elaboración le
llevó varios años en circunstancias de clandestinidad y exilio, a
fines de los años 40 del siglo XX y comienzos de los 50. Entre los
poemas que mas destacan de dicha producción se recuerda Ruinas de
Macchu Pichu, en el que el desborde de imaginación va atado a la
historia de una civilización y las estribaciones que se amurallan
ante el tiempo como moles inmutables para ofrecer al viajero su olor
de polen de piedra “…Aguila sideral, viña de bruma./Bastión
perdido, cimitarra ciega./Cinturón estrellado, pan solemne./Escala
torrencial, párpado inmenso./Túnica triangular, polen de
piedra./Lámpara de granito, pan de piedra(…)/Serpiente mineral,
rosa de piedra”
DENSA
OBRA
En
Confieso que he vivido -sus memorias, terminadas poco antes de morir-
el poeta expresa en metáfora su juicio sobre sí mismo y su obra:
“…El aire del mundo transporta las moléculas de la poesía,
ligera como el polen o dura como el plomo, y esas semillas caen en
los surcos o sobre las cabezas, le dan a las cosas aire de primavera
o de batalla, producen por igual flores y proyectiles”. Allí
presenta su acta bautismal como creador: “…la necesidad más
imperiosa para los escritores es escribir buenos libros”. De sus
poemarios destacan Veinte poemas de amor, Residencia en la tierra,
Canto General, Los versos del capitán, Odas elementales y La
barcarola.
PAZ
Y NERUDA
Una
amistad que conoció la intimidad del vínculo filial, pasando luego
por una ruptura que casi llega a los golpes, hasta una final
reconciliación de la mutua madurez, fue la de Pablo Neruda con el
mexicano Octavio Paz. Este último en los años 50, imputó a Neruda
su silencio frente a lo que llamaba los errores del stalinismo. Paz,
quien alcanzará el Nobel de Literatura en 1992, de otra parte
siempre agradeció el consejo que Neruda le diese de joven: “…si
quiere desarrollar una obra poética, dedíquese a la diplomacia;
dispondrá tiempo para escribir”. En todo caso, el chileno en sus
memorias, dice que desconocía los excesos cometidos en nombre del
socialismo. Paz por su parte terminó sus días próximo a corrientes
del libre mercado y adversas al Estado, como se aprecia en El ogro
filantrópico.
Nestor Rivero
Profesor e Historiador
Colaborador de CENACK
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