martes, 12 de julio de 2016

Pablo Neruda cantó al amor, a la cordillera y al hombre de trabajo


Por encima de político, coleccionista de caracolas o diplomático, Neruda tuvo como oficio fundamental retratar en sus versos al mundo, crear imágenes y trasladarlas al papel con gracia inimitable, repartiendo su cuadro amoroso entre la mujer, la cebolla, el pico Aconcagua y los transeúntes que salen del trabajo en horas de la tarde
El 12 de julio de 1904 nació en El Parral, Chile, Chile, Ricardo Neftalí  Reyes Basoalto, quien de adulto adoptará el nombre de Pablo Neruda, vate fundamental de América Latina, y cuyo nombre representa el compromiso social y político del intelectual. Autor de una de las obras poéticas mas extensas de la lengua castellana, y abierta al lirismo en sus distintas vertientes, Neruda, quien mereció el Premio Nobel de Literatura en 1971, se involucró intensamente en las luchas políticas de su país y, durante la Guerra Civil Española, dio franco apoyo a los republicanos, lo que le costó ser removido de su cargo de Cónsul chileno en Barcelona.

MIS OBLIGACIONES

Por encima de político, coleccionista de caracolas o diplomático, Neruda tuvo como oficio fundamental retratar en sus versos al mundo, crear imágenes y trasladarlas al papel con gracia inimitable, repartiendo su cuadro amoroso entre la mujer, la cebolla, el pico Aconcagua y los transeúntes que salen del trabajo en horas de la tarde. En el poema A mis obligaciones se confiesa “Cumpliendo con mi oficio (…) yo trabajo y trabajo,/debo sustituir/tantos olvidos,/llenar de pan las tinieblas,/fundar otra vez la esperanza (…) /no me reservo nada/sino todo el espacio/y allí trabajar, trabajar…A todos tengo que dar algo/cada semana y cada día,/un regalo de color azul (…) /yo estoy limpiando mi campana,/mi corazón, mis herramientas”

RUINAS DE MACCHU PICHU

Numerosos críticos y el propio Neruda han considerado el poemario Canto General, en dos volúmenes, como su mejor obra y cuya elaboración le llevó varios años en circunstancias de clandestinidad y exilio, a fines de los años 40 del siglo XX y comienzos de los 50. Entre los poemas que mas destacan de dicha producción se recuerda Ruinas de Macchu Pichu, en el que el desborde de imaginación va atado a la historia de una civilización y las estribaciones que se amurallan ante el tiempo como moles inmutables para ofrecer al viajero su olor de polen de piedra “…Aguila sideral, viña de bruma./Bastión perdido, cimitarra ciega./Cinturón estrellado, pan solemne./Escala torrencial, párpado inmenso./Túnica triangular, polen de piedra./Lámpara de granito, pan de piedra(…)/Serpiente mineral, rosa de piedra”

DENSA OBRA

En Confieso que he vivido -sus memorias, terminadas poco antes de morir- el poeta expresa en metáfora su juicio sobre sí mismo y su obra: “…El aire del mundo transporta las moléculas de la poesía, ligera como el polen o dura como el plomo, y esas semillas caen en los surcos o sobre las cabezas, le dan a las cosas aire de primavera o de batalla, producen por igual flores y proyectiles”. Allí presenta su acta bautismal como creador: “…la necesidad más imperiosa para los escritores es escribir buenos libros”. De sus poemarios destacan Veinte poemas de amor, Residencia en la tierra, Canto General, Los versos del capitán, Odas elementales y La barcarola.

PAZ Y NERUDA

Una amistad que conoció la intimidad del vínculo filial, pasando luego por una ruptura que casi llega a los golpes, hasta una final reconciliación de la mutua madurez, fue la de Pablo Neruda con el mexicano Octavio Paz. Este último en los años 50, imputó a Neruda su silencio frente a lo que llamaba los errores del stalinismo. Paz, quien alcanzará el Nobel de Literatura en 1992, de otra parte siempre agradeció el consejo que Neruda le diese de joven: “…si quiere desarrollar una obra poética, dedíquese a la diplomacia; dispondrá tiempo para escribir”. En todo caso, el chileno en sus memorias, dice que desconocía los excesos cometidos en nombre del socialismo. Paz por su parte terminó sus días próximo a corrientes del libre mercado y adversas al Estado, como se aprecia en El ogro filantrópico.

Nestor Rivero
Profesor e Historiador
Colaborador de CENACK


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