Argimiro hizo brotar en palabras sencillas que todos entendían,
sentimientos elevados e imágenes de lírica profunda: “…
Hablo, hablo siempre para que mis palabras hablen por mi después que muera”
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El 15 de julio de 1919 nació en la hacienda Santo Cristo de Biscucuy (Portuguesa) Argimiro Enrique Gabaldón Márquez, poeta, maestro de escuela, pintor, guerrillero y por encima de todo, hombre de elevada sensibilidad social que le llevó a impulsar la organización del campesinado en la región centro-occidental del país, en tiempos en que arreciaba la persecución contra el movimiento popular.
CARACHE
El Comandante Carache, quien tomó su apelativo de clandestinidad de la misma tierra por donde transitó con regularidad en el curso de su vida, fundó escuelas, dirigió un liceo nocturno y finalmente organizó, en los años sesenta del siglo XX el Frente Guerrillero Simón Bolívar. Para él, la lucha armada debía nutrirse de pueblo: “…Su raigambre venía de sus vínculos con la tierra, con la gente, con el café que se tomaban y las carencias que sentían (…) era…una concepción de lucha, de vida y de futuro” (http://www.vive.gob.ve).
HUMANISTA EN LA GUERRA
En una oportunidad Argimiro hizo su propio autorretrato moral, al definir su estatura vocacional, la del humanista que se ve impelido a tomar las armas en circunstancias de la provocación y persecución sin cuartel que inició contra la izquierda el gobierno de Rómulo Betancourt y que prosiguió su sucesor Raúl Leoni. El dirigente revolucionario confesaría: “…No soy un guerrero, nunca lo había pensado, amo la vida tranquila, pero si mi pueblo y mi Patria necesitan guerreros, seré uno de ellos. Y este pueblo nuestro los ha parido por millones cuando los ha necesitado” (http://avn.info.ve).
POETA Y MAESTRO
Argimiro hizo brotar en palabras sencillas que todos entendían, sentimientos elevados e imágenes de lírica profunda: “…Hablo, hablo siempre para que mis palabras hablen por mi después que muera”. Hombre cultivado en distintas áreas, Argimiro, cuando la circunstancia lo permitían, gustaba de deleitarse escuchando conciertos de música clásica. A la tradición levantisca familiar dada por su padre el general José Rafael Gaballdón, de rechazo a la injusticia, Argimiro unió su rigor por el estudio y la labor educativa, ejerciendo como docente de Geografía e Historia en el liceo Lisandro Alvarado de Barquisimeto, y director de una escuela artesanal. Organizó cooperativas. En 1959, durante la estadía de varios meses de Pablo Neruda en Venezuela, Argimiro con su padre sirvieron de anfitriones al bardo chileno, quien se hospedó por varios días en Santo Cristo.
LOS ‘LOCOS’
En otra ocasión Argirimo ofreció sus ideas acerca de los jóvenes y el cambio social, invitando a los desprevenidos a recordar las gestas de diferentes épocas “…cuando alguien vaya a llamar locura a los actos de la juventud revolucionaria de esta hora, debe descubrirse, porque esas locuras de la juventud han sido siempre los responsables de la marcha y el progreso humano.¡Nadie se atreverá a negarlo!”. Con perspicacia, Argimiro Gabaldón alerta sobre los peligros de la cordura. Dice “La cordura, virtud honorable, no debe jamás tratar de sustituir a la locura de la juventud, porque solo conseguirá castrar a los pueblos y producir la infecundidad de la historia” (http://argimirogabaldonmpr-).
Nestor Rivero
Profesor e Historiador
Colaborador de CENACK
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