El 6 de julio de 1897 nació en San Cristóbal (Táchira) Isaías Medina Angarita, militar civilista que ejerció la Presidencia de la República entre 1941 y 1945, y entre cuyas ejecutorias destacan la reforma petrolera de 1943, que aseguró la ordenación y unificación de la gestión extractiva del país, así como el incremento sustancial de los ingresos por hidrocarburos e, igualmente, la primera Ley de Impuesto sobre la Renta del siglo veinte venezolano y Ley de Reforma Agraria, entre otras.
El proyecto medinista de país contemplaba el surgimiento de una burguesía nacional con vocación industrializadora |
BURGUESÍA NACIONAL
El proyecto medinista de país contemplaba el surgimiento de una burguesía nacional con vocación industrializadora. En el marco de una visión de convivencia con las fuerzas económicas que dominaban el hemisferio occidental, justo cuando se vivía la II Guerra Mundial, Medina tuvo de ministros figuras estelares en distintos campos y quienes entonces simpatizaban con ideas de desarrollo industrial. Entre quienes le acompañaron destacan el jurista Tulio Chiosone, el escritor Arturo Uslar Pietri, el empresario Eugenio Mendoza Goiticoa, además de Caracciolo Parra-Pérez, Julio Díez y Rafael Vegas. El intelectual Mario Briceño Iragorry ejerció como presidente del Congreso Nacional en 1945.
REFORMA PETROLERA
El sello de soberanía en la política económica de Isaías Medina Angarita quedó claramente establecido con la Reforma Petrolera de 1943, que unificó los lineamientos para el otorgamiento y explotación de concesiones en hidrocarburos. Con dicha reforma se incrementó de modo sustancial el ingreso fiscal de la Nación proveniente de dicho sector. A las compañías petroleras no les causó mucha gracia que la reforma medinista impusiese, además de la obligación de cancelar los impuestos consagrados, y la regalía por la propiedad del Estado sobre el subsuelo, al lado del impuesto fijo sobre la renta, un pechaje progresivo establecido en la nueva Ley de Impuesto sobre la Renta, el cual debía elevarse año tras año, hasta el 100%, sobrepasando el cincuenta por ciento (fifty-fifty) que se acordó como tope en 1947, tras el acceso al poder del partido Acción Democrática. Del mismo modo el transporte de petróleo mediante oleoductos se concebía como servicio público, y no privado. Asimismo, se suspendía el privilegio de exoneración aduanera; y se fijaba la refinación del petróleo dentro del país.
GRADUALIDAD E IRRUPCIÓN
Medina Angarita no supo calibrar en su justa proyección dos circunstancias. Una, el reclamo de la joven oficialidad militar, que criticaba al generalato ‘chopo e’ piedra’ proveniente del gomecismo, y lo obsoleto del equipamiento. De otra parte, en su libro “Cuatro años de democracia”, el general Medina Angarita indica que la elección directa del Presidente de la República por sufragio universal, directo y secreto, reclamada por la oposición iba a darse en el período presidencial que debía sucederle en 1946. Ello, aunado al disgusto de las empresas petroleras ante la nueva política extractiva, y la división del oficialismo entre los seguidores de Eleazar López Contreras y el ala medinista, creó condiciones para el el Golpe de Estado que derrocó al general civilista el 18 de octubre de 1945.
“SOMETIÓ LAS COMPAÑÍAS A LA LEGISLACIÓN VENEZOLANA”
“Medina emprendió acciones en materia petrolera y comercial dirigidas a lograr un intercambio más equilibrado, sin injustificados privilegios hacia las compañías extranjeras. (…) Estas medidas… en la reforma petrolera de 1943, que le otorgó al Estado venezolano la posibilidad de una mayor participación en el negocio, elevó la proporción correspondiente al Estado sobre las regalías y sometió a las compañías petroleras a la legislación venezolana”.
Nestor Rivero
Profesor e Historiador
Colaborador CENACK
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